Un reto crucial consiste en hacer frente a los niveles cada vez más elevados de dióxido de carbono en nuestra atmósfera. La concentración de CO2 ha alcanzado recientemente la alarmante cifra de 421 partes por millón (ppm), lo que supone un salto significativo respecto a los 280 ppm de la revolución preindustrial. Este aumento es uno de los principales responsables del calentamiento global, que desencadena una serie de consecuencias medioambientales perjudiciales, como olas de calor, sequías, inundaciones y tormentas.

LanzaTech, con sede en Chicago, aprovecha bacterias similares a las levaduras para convertir el CO2 y el monóxido de carbono capturados en instalaciones industriales en etanol, un bioquímico versátil. Este etanol se puede utilizar para fabricar combustibles sostenibles, lo que permite una reducción de emisiones del 85% cuando se mezcla con gasolina y combustible para aviones en comparación con las opciones tradicionales. En 2018, fueron pioneros en el primer vuelo del mundo con combustible para aviones basado en CO2. Su tecnología también demuestra un potencial de reducción del 30% de las emisiones de carbono en la producción de acero, con operaciones en las principales instalaciones a nivel mundial, incluidas China, India y Bélgica.

Newlights Technologies, una empresa con sede en California, ha desarrollado un biocatalizador que utiliza microorganismos para transformar el CO2 capturado en un material bioplástico llamado AirCarbon. Este material versátil ya está ganando adeptos en las principales industrias para la creación de productos sostenibles. Se ha utilizado para fabricar más de 50 millones de productos, entre ellos pajitas y cubiertos de Shake Shack, así como gafas de sol y carteras.